Vicenç Navarro
Aquest article critica la informació que s’està
proveint sobre el Banc Central Europeu per part de centres de reflexió
econòmica i financera, que no es correspon a la realitat.
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Es
importante corregir información sobre el Banco Central Europeo que se está
propagando en los círculos económicos y financieros dominantes (tanto en la
Unión Europea como en España) y que no refleja correctamente la naturaleza de
tal institución.
Comencemos por la elevada prima de riesgo española, la cual se
atribuye a la especulación de los mercados financieros en contra de la deuda
pública del Estado español, lo cual no es cierto. Que los mercados financieros
especulen es intrínseco a la manera cómo funcionan tales mercados. Pero, repito
una vez más (ver mis artículos sobre este tema en mi blog) que la
institución que es responsable y que determina los intereses de la deuda
pública española y otros países de la Eurozona es el Banco Central Europeo
(BCE) que, durante más de cinco meses, no ha comprado deuda pública. Esta es la
razón de que la prima de riesgo española esté por las nubes. Mientras el BCE no
compre deuda pública española, ésta continuará vulnerable a aquella
especulación. El único (repito, el único) que puede hacer descender la prima de
riesgo es el BCE. Intentar bajar el déficit público, recortando y recortando,
para dar “confianza a los mercados”, es o una frivolidad que refleja una enorme
ignorancia de cómo funciona el sistema financiero en la Eurozona o una
manipulación para hacer creer que los recortes son necesarios para bajar los
intereses de la deuda pública.
La segunda
clarificación que necesita hacerse es explicar que el hecho que el BCE sea la
única institución que puede hacerlo es porque es la única institución que puede
imprimir dinero sin ningún límite. Puede, por lo tanto, comprar tanta deuda
pública como quiera. Ninguna otra institución puede hacer esto.
La tercera
clarificación es que el hecho de que el BCE no compre deuda pública de España
(y de Italia) se debe a que desea utilizar su presión para que los gobiernos de
estos países tomen medidas que son altamente impopulares (porque dañan los
intereses de sus clases populares) y que desea aplicar a fin de optimizar los
intereses que representa. El BCE es un lobby de la banca europea y muy en
especial de la banca alemana y del Bundesbank (el Banco Central Alemán). Y
tales grupos de presión tienen su propia agenda que incluye 1) evitar la
inflación por todos los medios 2) conseguir que se les pague a los bancos
alemanes los intereses de la deuda que poseen y que puedan recuperar el dinero
prestado 3) alcanzar la privatización de las pensiones como siempre ha deseado
la banca 4) lograr la privatización de las transferencias y de los servicios
públicos del Estado del Bienestar tal como siempre han deseado la banca y las
compañías de aseguramiento privado 5) disminuir los salarios como siempre han
deseado la banca y la gran patronal y 6) diluir la protección social como
también siempre han soñado la banca y la gran patronal. Estos objetivos
raramente aparecen explícitos en las declaraciones de autoridades
financieras alemanas o del BCE (aunque sorprendentemente aparecen con mayor
frecuencia a medida que pasa el tiempo). Los argumentos que utilizan
retóricamente es la necesidad de que los Estados tengan un “comportamiento de
rigor y seriedad fiscal”, demanda, por cierto, que nunca hacen a los bancos. El
BCE prestó un billón (sí, un billón de euros) a la banca sin ponerle
ninguna condición (repito, ninguna condición). En cambio, ponen tales
condiciones cuando compran deuda pública.
La cuarta
clarificación es que el BCE no es un Banco, ni tampoco un Banco Central. He
detallado ya en varias ocasiones que el BCE no es un Banco Central (“El Banco Central Europeo no es un banco central: ahí está el
problema de la crisis de la deuda pública”). Pero, debe aclararse que
el BCE no es un Banco tampoco, o al menos no es un Banco comercial. Los bancos
comerciales deben tener una reserva y deben mostrar que no tienen pérdidas o
una balanza desequilibrada. Pero el BCE no tiene por qué poseer tal reserva o
tal preocupación, pues puede imprimir tanto dinero como desee. Como bien señala
Paul De Grauwe un Banco Central no se puede colapsar (“Only the ECB can
stabilise the Eurozone”, Social Europe Journal, 31.07.2012). Y la razón
de ello es porque puede imprimir dinero. Pues bien, el Banco Central Europeo
puede imprimir tanto dinero como desee y por lo tanto no se puede colapsar. Y
el hecho de que el Estado español pueda colapsarse se debe a que no tiene un
Banco Central que pueda imprimir dinero. El BCE podría ser o actuar como el
Banco Central de España o de los otros países miembros. Pero no lo hace porque
quiere presionar a los Estados a que apliquen lo que los dirigentes del BCE
desean. De ahí que el argumento que el propio BCE utiliza con cierta frecuencia
(que necesita tener reservas) es erróneo o falso, como también señala Paul de
Grauwe. El único límite que tiene el BCE (como otros Bancos Centrales) es el
riesgo de crear inflación debido a la abundancia de dinero. Pero tal como están
las cosas, el peligro mayor que tiene la Eurozona no es la inflación sino la
deflación, es decir, lo opuesto.
La quinta
clarificación es que el BCE imprime euros, que no los paga el Bundesbank. Este
último ha contribuido a crear una gran confusión al indicar que es el “mayor
contribuidor al BCE”, frase que es incorrecta pues el BCE no es el Banco
Mundial. El euro es una moneda única, es decir una síntesis de todas las
monedas de los países de la Eurozona. Pero cuando se dobla, por ejemplo, el
número de billetes, no quiere decir que el Bundesbank contribuye el doble. El
Bundesbank no contribuye nada. Tiene que garantizar, como lo tienen que
garantizar todas las entidades públicas financieras de los Estados de la
Eurozona, que la impresión de dinero no conlleve efectos negativos como el ya
citado de la inflación. Pero esa imagen de que el Bundesbank es el que paga o
sostiene el euro no es cierta. Cuando el BCE ha comprado deuda pública
española, el Bundesbank no ha aportado nada. Esta imagen de que el pensionista
alemán está financiando (a través de la compra de deuda pública por parte del
BCE) al pensionista español es una maliciosa y profundamente errónea imagen que
la prensa alemana conservadora y neoliberal está propagando para calentar los
ánimos.
La sexta
clarificación es que el Estado alemán tiene excesivo poder consecuencia de que
otros Estados como Francia, Italia o España han dejado que lo tenga, a pesar de
que, por ejemplo, suman todos juntos un PIB mucho más grande que el de Alemania.
Si hubiera una respuesta coordinada y contundente de estos tres Estados,
Alemania tendría que ceder. Y uno de los cambios más importantes sería el
cambio del BCE, transformándolo en un auténtico Banco Central. Que ello no
ocurra se debe a la complicidad existente entre los establishments de los
países de la Eurozona que prefieren el sistema actual que les permite alcanzar
sus objetivos mediante el mantenimiento del BCE tal como es. Y si no se lo
cree, espere y pronto verá como el BCE pondrá como condición para salvar la
deuda pública de España que el Estado español privatice todo lo que sea
público, desde las pensiones a los ferrocarriles públicos del Estado (que es lo
que desea la banca y la gran patronal), lo cual tiene poco que ver con las
funciones de un Banco Central.
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