22 de febrer 2012

La revolución que viene de los Estados Unidos

                                   Federico Rampini  


Las grandes crisis paren grandes ideas. 
Así fue tras el crack de 1929 y la Depresión. Para salir de ella Occidente utilizó el pensamiento de John Maynard Keynes, descubrió el nuevo papel del Estado en la economía, inventó las políticas sociales del New Deal y la construcción del moderno welfare state. Así estamos otra vez. La eurozona aumenta su segunda recesión desde hace tres años.




Los Estados Unidos, a pesar del despegue, están pagando todavía unos precios sociales elevadísimos  de la gran contracción que se inició en 2008: por lo menos con 15 millones de parados. Pero en Norteamérica una nueva teoría está reclamando atención. Se llama Modern Monetary Theory con vocación de ser la verdadera heredera del pensamiento de Keynes, adaptado a los desafíos del siglo XXI. Tiene la certeza de hacer que Occidente salga de la crisis. Con la condición de que los gobiernos se libren de ideologías vetustas, inadecuadas y destructivas. Es una revolución copernicana que tiene como alfil un célebre apellido: James K. Galbraith, profesor del Public Policy (Universidad de Texas) y consejero “herético” de Barack Obama.  James K. Galbraith es hijo de uno de los más célebres economistas americanos, John Kennet Galbraith, un gran estudioso de la Depresión y asesor de John F. Kennedy.

El nuevo verbo que  agrede a los dogmas de los economistas, designa un papel beneficioso al déficit y a la deuda pública. Es un ataque frontal a la ortodoxia vigente. Desafía la ideología imperante en Europa que los “revolucionarios” de la Modern Monetary Theory (Mmt) consideran como verdadero oscurantismo. Para los teóricos de la Mmt, lo que está sucediendo estos días en Roma y Atenas –la austerity impuesta por Alemania--  no sólo está equivocada en el tiempo (es pro-cíclica, porque recorta el poder adquisitivo en medio de una recesión) sino que conceptualmente es absurda.

Un simple ejercicio pone al descubierto cuánto hay de “religioso” en la llamada sabiduría convencional de los economistas.  Alguien ha intentado preguntar a los tecnócratas del FMI, de la CEE y del Banco Central Europeo para entender de qué Tablas de la Ley (de Moisés) han sacado algunos números “mágicos”. ¿Por qué el déficit público del Tratado de Maastricht no podía superar el 3 % del PIB? ¿Por qué en el nuevo pacto fiscal el mismo límite se ha reducido al 0,5 % del PIB? ¿Quién ha establecido que la deuda pública total es insostenible bajo el umbral del 60 % o (dependiendo de las fuentes) del 120 % del PIB?  ¿Qué pruebas empíricas están dentro de la imposición de esta cábala de cifras? Las respuestas de los tecnócratas son evasivas o confusas.

La Tmm destroza este aparejamiento de vínculos que vienen desde arriba y la considera basura ideológica. Su afirmación más molesta, a fines prácticos, es ésta: no hay techos racionales para el déficit y a la deuda sostenible por parte de un Estado porque los bancos centrales tienen un poder ilimitado para financiar estos retrocvesos acuñando moneda.  No sólo esto es posible sino sobre todo es necesario. La vía del crecimiento, pasa mediante un relanzamiento del gasto público en déficit, para financiar usando la lizquidez del Banco Centraol, y no subiendo las tasas: no ahora. Nos estamos equivocando radicalmente.  Igual que el presidente americano Herbert Hoover equivocó dramáticamente la respuesta a la Gran Depresión, cuando intentó equilibrar el Presupuesto a golpe de recortes (el mismo error de Franklin Roosvelt en 1937 con unos resultados nefastos).   

El “nuevo Keynes” no es un profeta aislado. Galbraith Jr. Es sólo el más célebre de los apellidos, pero la Mmt es una auténtica escuela de pensamiento, rica de cerebros y e think tank. Así como la derecha reaganiana tuvo sus pensadores en la Universidad de Chicago (donde reinaba el Nobel de Economía Milton Friedamn), hoy el equivalente “de izquierda” está en la Universidad de Missouri en Kansas City, el Bard Collage (Nueva York) y el Roosvelt Institute de Washington. Además de Galbraith Jr., entre los exponentes de esta doctrina, figura el “depositario”histórico de la herencia keynesiana, Lord Robert Skidelsky, gran economista inglés de origen ruso, también biógrafo de Keynes. 

Entre los otros teóricos  de la Mmt están Randall Wray, Stephanie Kelton y el australiano Bill Mitchell. No son una corriente marginal. Entre sus padres espirituales se encuentran Joan Robinson y Hyman Minsky.   Como heterodoxos, estos economistas se han conquistado su acceso a la Casa Blanca. Obama consultó a Galbraith Jr. Antes de poner a punto su presupuesto de gasto público pro-crecimiento y así lo hizo también la demócrata Nancy Pelosi siendo presidente de la Cámara.  Pero la verdadera fuerza de la nueva doctrina viene de los blogs. The Dayli Beast, New Deal 2.0, Naked Capitalism y Firedoglake están entre las bitácoras que dan cobijo a la elaboración del pensamiento alternativo. Han conquistado millones de lectores, lo cual confirma  la sed que hay de nuevas terapias y lo desacreditado que está el “pensamiento único”.

La Tmm es más radical que el pensamiento keynesiano de izquierdas al que estamos habituados. Incluso dos economistas, célebres en el mundo entero como el ala radical que critica a Obama desde la izquierda –los premios Nobel Paul Krugman y Joseph Sitigliz-- han sido descabalgados de la Tmm.  Stephanie Kelton, la más joven del grupo, ha acuñado una nueva metáfora ornitológica.

Por un lado están los “halcones” del déficit como Merkel, las tecnocracias (FMI, UE) y todos los economistas de la derecha con el Partido Republicano en los Estados Unidos, decididos a reducir el gasto.  Para éstos vale la falsa equivalencia  entre el presupuesto de un Estado y el de una familia que no debe vivir por encima de sus recursos: un parangon que no sirve, un verdadero absurdo que arrastra trágicas consecuencias, según la Mmt. Por otro lado están las “palomas” del déficit, los keynesianos como Krugman y Stiglitz. Estos últimos contestan la austerity porque la consideran intempestiva (los recortes provocan recesión, la recesión empeora las deudas), pero tienen un punto en común con los “halcones”:  también piensan que a largo plazo la deuda genera inflación, sobre todo si es acuñando moneda y la deuda se reducirá casi nada. El tercer protagonista son los “búhos” del déficit. En los Estados Unidos, como en la antigua Grecia, el búho era sinónimo de sabiduría. Los búhos, la nueva escuela de la Mmt, retienen que el peligro de la inflación es inexistente. Según Galbraith Jr. “la inflación es un verdadero peligro sólo cuando se acerca al pleno empleo, y una situación se verificó de manera generalizada en la Primera guerra mundial”. No hoy.  

El déficit público es beneficioso en el actual escenario, a condición de que esté financiado por los bancos centrales: comprando sin limitaciones los títulos del Estado emitidos por los respectivos gobiernos. Exactamente lo contrario de lo que está sucediendo en Europa.  

Fuente:  La Repubblica - Traducción JLLB - Metiendo Bulla